
Evo Morales, y el vice-presidente Álvaro García Linares, enfrentarán el referendum revocatorio del 10 de agosto junto a los nueve gobernadores departamentales de Bolivia
Redacción de Econoticias Bolivia
Bajo la batuta de la Embajada de Estados Unidos, la oligarquía boliviana comenzó a utilizar todas sus armas para conseguir el 10 de agosto el voto ciudadano que le permita consolidar no sólo el poder que ha logrado conquistar en los valles y el oriente, sino también erosionar seriamente el peso político y electoral del presidente indígena Evo Morales con miras a su posterior caída.
Una dura guerra sucia contra Evo, difundida con extrema generosidad por los principales canales de televisión, junto a un cohecho electoral que se expresa en la apresurada entrega de obras y dinero en las regiones, además de acusaciones de fraude y amenazas de juicio en los tribunales, boicot en el Parlamento, impugnaciones a la Corte Electoral y a la ley de convocatoria al referendo y movilizaciones de protesta en las calles y caminos, marcan esta imponente como millonaria campaña contra el Gobierno, que aún tiene gran apoyo en las ciudades del altiplano, pisa fuerte en el campo, pero hace aguas en las ciudades del oriente y los valles.