Socialismo Internacional

Periódico de la Organización Socialista Internacional

Resistencia en tiempos de crisis

Posted by Socialismo Internacional en agosto 7, 2009

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Un legado de luchas para el futuro

Junto a la enorme crisis económica, los años treinta fueron años de gran organización y agitación obrera. Roberto Barreto describe el legado de las luchas en tiempos de crisis.

Existe una visión generalizada de que no se pueden realizar huelgas u otros movimientos de protesta durante una depresión económica. A muchos les parece una locura retar al patrono en un momento en que hay miles de desempleados y al jefe le resulta muy fácil reemplazar trabajadores. Sin embargo, existe una larga historia de resistencias exitosas durante periodos de depresión económica que demuestran que aun en las peores condiciones se puede luchar y triunfar.

El movimiento obrero en Puerto Rico nació precisamente durante una crisis económica. En los 1890´s, una crisis monetaria; problemas tarifarios entre España y Estados Unidos; así como la caída del precio del azúcar en los mercados internacionales, produjeron un significativo encarecimiento en el costo de la vida. Los patronos se negaban a aumentar los sueldos aun cuando el precio de los alimentos se había disparado.  Entre 1895 y 1896, los obreros se fueron a la huelga en repetidas ocasiones, actividad que en esa época era ilegal. A pesar de que las manifestaciones obreras estaban prohibidas, en marzo de 1898 los trabajadores valientemente marcharon por las calles en abierto desafío a la Guardia Civil.

Durante las crisis económicas, que el capitalismo siempre provoca de tiempo en tiempo, los patronos intentarán salvar sus ganancias a costa de los trabajadores, llevando a miles al desempleo, a la perdida de vivienda, y en ocasiones a niveles extremos de pobreza y literalmente al hambre.  El egoísmo de los empresarios no tiene más límites que los que impongan los propios trabajadores mediante acciones de resistencia.

Comités de desempleados

La Gran Depresión que comenzó a partir de 1929 es un ejemplo claro de la violencia y cruel disposición de los pudientes para llevar a los obreros a la miseria.  Es también un brillante ejemplo de la organización y la capacidad defensiva de los trabajadores.  Durante la década de 1930’s los trabajadores despedidos en las principales ciudades de Estados Unidos formaron Comités de Desempleados y emitieron proclamas similares a ésta de un comité de Nueva York:

«..¿Permitiremos que nosotros y nuestras familias mueran de hambre?  ¿Permitiremos que nos tiren a la calle unos egoístas dueños de propiedades?  Tenemos solo una alternativa: Luchar o morir de hambre!»

El Consejo de Desempleados de Harlem fue iniciado por el Partido Comunista.  Estos organizaron escuadrones de defensa para resistir los desahucios.  Cuando los alguaciles de la corte llegaban, decenas o cientos, y en ocasiones miles de personas se arremolinaban para interferir con la remoción de los muebles.  Portaban carteles que leían «Si no hay trabajo, no hay renta.»

También asistían en grandes números a la corte para persuadir a los jueces de que detuvieran el desahucio.  De no lograrlo, resistían por la fuerza devolviendo los muebles a los apartamentos una vez los alguaciles se retiraban del lugar.  Habiendo tantos desahucios en Nueva York durante la Gran Depresión, los recursos de los alguaciles no eran suficientes para repetir los desahucios una y otra vez, y así la resistencia exitosamente detuvo el desalojo de muchas familias.  En algunas ciudades, los desempleados forzaron a los gobiernos a suspender totalmente los desahucios.

Estos consejos también se organizaron para exigir asistencia económica para los desempleados.  En Harlem los consejos demandaban 25 dólares semanales para cada persona desempleada.  Los consejos celebraron el Día Internacional del Desempleo y reclamaban «Trabajo o Salarios».  En 1932 se organizaron Huelgas de Renta, los arrendatarios se negaron a pagar renta hasta tanto se redujeran las rentas en un 15%, se detuvieran los desahucios, se repararan los apartamentos y se les reconociera a los comités de arrendatarios el derecho a negociar colectivamente.

Ocupaciones de fábrica

Los trabajadores de la industria automotriz durante los 1930’s, también desarrollaron formas exitosas para protegerse de la avaricia de las compañías, que una y otra vez intentaban reducir los salarios, pagar por tarea (a destajo) sin importar el tiempo que tome realizarla, y sobre todo, aumentaban la cantidad y velocidad del trabajo (speed-up), sistema de intensificación del trabajo que le robaba al empleado toda su energía vital.  Un trabajador de Goodyear en 1935 reportaba: «Cuando llego a mi casa estoy tan cansado que ni siquiera puedo dormir con mi mujer.»

La respuesta obrera fue ocupar las fabricas sentándose en su interior y negándose a trabajar (sitdown). Celebraban asambleas diarias para decidir el curso de la huelga.  Establecían comités para proveer alimentos y para impedir la entrada de policías y rompehuelgas. Utilizando mangueras industriales disparaban chorros de agua a presión contra los policías que intentaban desalojarlos.

En algunas instancias miles de personas, entre ellos desempleados y trabajadores de otras industrias, se sumaban en solidaridad a las huelgas.  Los piquetes masivos se enfrentaron a puños y palos contra la policía, y no en pocas ocasiones forzaron a los agentes a retroceder.  Entonces, los gobiernos estatales enviaron tropas de la Guardia Nacional que en algunos casos también tuvieron que retroceder.  Aun cuando las tropas abrieran fuego y lograran romper los piquetes, la presión política generada por los huelguistas era generalmente suficiente para hacer capitular a las compañías.

Una y otra vez durante la Gran Depresión las compañías automotrices se vieron obligadas a conceder las demandas obreras, subiendo sueldos, desacelerando el ritmo de trabajo, y muy a su pesar, reconociendo el derecho a la negociación colectiva de las uniones. La autogestión de los trabajadores dio resultados, aun durante la peor crisis económica de la historia.

Reaparecen formas de lucha

Hoy vivimos un periodo similar.  Los bancos multinacionales negocian las quiebras de grandes empresas exigiendo penosas condiciones para los trabajadores.  Por ejemplo el pasado diciembre, en Republic Windows and Doors en Illinois, el Banco de America que recibió 25 mil millones de parte del gobierno para su rescate financiero, insistía en tirar a la calle a los empleados de la fabrica de puertas y ventanas, sin pagarle ninguna compensación ni los beneficios que se le adeudaban.  La compañía y el banco se acusaban mutuamente.  Los trabajadores atacaron a ambos, ocuparon la fabrica de Republic y piquetearon el Banco de America.  De ese modo forzaron a los patronos a pagarle las compensaciones y beneficios adeudadas.  Este ejemplo fue seguido por los trabajadores de Hartmarx en mayo pasado, quienes enfrentaban una situación similar. Con la mera amenaza de seguir el ejemplo de los trabajadores de Republic, lograron poner a la compañía a la defensiva.

Otra expresión de la crisis actual lo han sido las ejecuciones de casas (foreclosures).  Miles de familias trabajadoras han perdido sus casas mientras la banca ha sido rescatada de la quiebra con dinero público.  Como consecuencia varias organizaciones, entre ellas ACORN han lanzado una campaña para resistir los desahucios (Homesteading Campaing).  Los dueños de casas con ordenes de desahucio han decidido resistir y permanecer en sus casas a la vez que los activistas hacen campaña para establecer una moratoria en los desahucios y las ejecuciones.  En general en Estados Unidos están reapareciendo formas de luchas que no se veían desde la Gran Depresión.

Internacionalmente también los trabajadores responden a la crisis.  Han habido grandes levantamientos populares causados por el alza de los precios de los alimentos.  En Haití hubo motines.  En Egipto miles reclaman comida y otras demandas democráticas.  A principios de año, en las islas vecinas de Guadalupe y Martinica los trabajadores forzaron la reducción de precios y el aumento de salarios mediante la celebración de huelgas masivas.

Organizar formas de resistencia

En años recientes Puerto Rico ha vivido grandes luchas.  Luchas contra la privatización, el militarismo y la destrucción ambiental han aglomerado a miles de personas.  La Huelga del Pueblo en 1998 demostró que la solidaridad masiva no es un sueño irrealizable.  En Vieques un movimiento prolongado obstaculizó las operaciones militares de formas diversas: desobedeció leyes injustas, arrancó cientos de pies de verja, enfrentó a la fuerza policial, y quemó vehículos militares. Esas victorias dan testimonio de nuestra capacidad de lucha cuando golpeamos juntos.  Los trabajadores tenemos fuerza colectiva, sin embargo, cuando actuamos separadamente somos aplastados con facilidad.

Hoy enfrentamos los prospectos de miles de empleados despedidos, incapaces de pagar renta, alimentos y medicinas.  Los trabajadores enfrentan una mayor carga de trabajo y la reducción de beneficios adquiridos y de derechos laborales.  Todos enfrentamos el encarecimiento de los servicios médicos, los alimentos y otros servicios básicos.  Para combatir esta ofensiva patronal, debemos mirar al legado de formas de lucha que nuestros antepasados desarrollaron.  Sabemos que son tácticas y estrategias útiles y valiosas que han sido probadas en las luchas sociales del pasado.  Así fue como se ganaron las conquistas básicas como la jornada de ocho horas y las leyes de seguridad en el empleo, y así es como reconquistaremos todo lo que hoy nos roban.

Aprendamos de la historia las formas de unificar nuestras fuerzas, y de golpear de manera coordinada y solidaria para derrotar a los patronos.

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