Socialismo Internacional

Periódico de la Organización Socialista Internacional

Violencia Escolar

Posted by Socialismo Internacional en marzo 8, 2013

Comentario

la desigualdadUn video en donde se ve a dos jóvenes peleando se ha convertido en la noticia principal estos últimos días. Una joven le pega a otra mientras una tercera le estimula a que “le dé en la cara.” El origen de la disputa parece remontarse a conversaciones en las redes sociales y a diferencias sin importancias.

La jóven ha sido rápidamente catalogada de “violenta” e “inmoral,” y pasó al menos una noche presa en un centro para jóvenes. Todo ha servido para reforzar la noción dominante de la pérdida de valores como los causantes de la crisis social que vivimos.

Pero como asegura Alexa Paola en este comentario, “hasta que no reconozcamos que estamos desigualmente repartidos y repartidas no vamos a llegar al meollo del problema”.

Las raíces de la violencia social que vemos a diario hay que ir a buscarlas en la desigualdades estructurales y sistémicas de la sociedad capitalista.

Recientemente salió un video donde salen dos estudiantes no mayor de 16 años peleando en un plantel escolar público.  Las jóvenes se ven claramente agrediéndose sin ninguna intervención de la policía o de alguien que las separara.  Al parecer hubo una aceptación por parte de los que estaban alrededor y del que estaba grabando el video.  Lo sorprendente son las reacciones públicas y por parte del Estado ante la situación de violencia presentada en el video.

Hace apenas tres años que terminé la escuela superior en un plantel público. Recuerdo cuando en escuela intermedia se formaban los “motines” peleando una escuela contra otra.  Simplemente porque eran escuelas en riñas y debían llevarse mal; era algo más cultural que personal. Recuerdo cuando se regaba el rumor de pelea y todxs llegaban a cierta hora a ver pelear a sus compañerxs. Era un diario vivir en esa escuela. Todos los días se esperaba que alguien peleara.

En esos momentos los celulares no estaban tan adelantados con las cámaras pero sí se podía grabar y tirar fotos. Se hacía y se hace.  Ahora estas fotos y videos de esas pelas y muchas otras son publicadas en youtube.  Esta misma cultura de pelea fue lo que se presentó en este “diabólico” video.  Sí, diabólico porque son dos mujeres peleando. Sí, dos mujeres en uniforme escolar demostrando sus frustraciones a través de la agresividad y la poca tolerancia.

Qué pasó hoy 7 de marzo, aparece una primera plana anunciando que estas jóvenes durmieron en la cárcel.  De este modo, se resolvió un caso de violencia mal dirigida con la privación de la libertad.  Y yo me pregunto, ¿acaso todos los y las jóvenes que salen peleando en los videos han dormido en la cárcel? Pues no.  A la prensa ni las instituciones les preocupaban los videos de adolescentes peleando hasta que fue un fenómeno en las redes sociales.

Quiero decir con esto que no nos alarmamos por las situaciones hasta que algo así ocurre.  Llevamos años exigiéndole al Estado una mejor educación. Una educación democrática, de calidad.  Una educación con perspectiva de género y sin racismo.  Una educación que lleve a la tolerancia y a las ganas de hacer el bien común.  Pero no, no nos han escuchado.  Y ahora es más fácil echarles la culpa a estas jóvenes  y penalizarlas en vez de reconocer las carencias de nuestro sistema.

Lamentablemente, la carga de ser mujeres también se ven reflejadas en este discurso de valores y moral.  El hecho de ser mujeres le da un valor extra porque “las mujeres no se pueden mostrar así” o “son unas vulgares” o simplemente ¿¡”dos mujeres peleando”!? que escándalo.  Sí, el patriarcado hasta en la violencia se ve reflejado.  Es decir que las mujeres deben ser “decentes”, deben “cuidar su imagen” además de que se espera de que sean pasivas y sumisas.

Pues no, hay dos mujeres agrediéndose físicamente.  Esto demuestra que la “moral” es relativa.  Y que nuestra sociedad sigue con los pensamientos de antaño de que los hombres son los agresivos y las mujeres las pasivas.  Es una reproducción de la cultura violenta machista.

Y no es que esté justificando el comportamiento de violencia.  Pero no les echo la culpa a ellas.  Ellas son un reflejo de lo que se vive día a día en los planteles escolares: la violencia entre estudiantes, la violencia de maestros y maestras contra estudiantes, la violencia de padres y madres contra los maestros y maestras, y la violencia que se refleja simplemente al observar la jerarquía de la institución. Sí, la jerarquía produce desigualdad y por tanto produce violencia.

Hasta que no reconozcamos que estamos desigualmente repartidos y repartidas no vamos a llegar al meollo del problema.  El problema que recae en el sistema económico que se basa en la explotación.  Los adolescentes de escuela pública son hijos e hijas de trabajadores, de trabajadoras y desempleados/as.  Es decir, es un reflejo de la violencia que se vive acá abajo todos los días.  Es un reflejo de las necesidades que pasamos los y las de abajo que nos impiden llegar a un razonamiento efectivo.  Nos impide llegar al diálogo. Porque estamos tan programados/as al individualismo que no vemos que somos un todo.

Es hora de abandonar el castigo como forma de corregir nuestros problemas estructurales.  ¿A dónde ha llegado la mano dura contra el crimen? A nada.  A más violencia en las calles y una violencia comenzada por el gobierno.

Es hora de reconocer la importancia de la educación liberadora en la cual el fin no sea embotellarse los conceptos sino internalizar y practicar lo aprendido. Hemos visto los frutos de nuestra educación. Es tiempo de despertar y reconocer el verdadero problema que es la ineficiente repartición de la riqueza. Es todo como un ciclo el cual lamentablemente vemos los resultados reflejados en acciones violentas. Una repartición desigual, conlleva la desigualdad de la mujer, desigualdad en las etnias, en las religiones, en las instituciones… todo un ciclo y un circo.

El tema de la violencia puede ser profundizado de diversas formas. Pero me interesa por ahora que se debata este asunto. No podemos seguir permitiendo que las primeras planas de los periódicos hegemónicos sean a favor de la violencia por parte del Estado. No podemos seguir permitiendo la represión violenta por parte de las “autoridades” y que muchos y muchas lo den como algo positivo.

Si queremos comenzar a cambiar nuestra humanidad, tenemos que empezar por cambiar nosotros y nosotras mismas. Estas niñas sí fueron violentas y se agredieron.  Pero es un reflejo de lo que vivimos nosotros los y las de abajo.  De cómo se manejan los conflictos en “la calle”.

Pero está en nosotros los y las de abajo, los y las del caserío, los y las del barrio, los y las de urbanización, los y las trabajadoras y padres y madres de familia, reconocer el ciclo de la violencia y organizarnos para batallar contra ella.  Organizarnos para exigir un nuevo sistema donde su base no sea la explotación, donde la riqueza sea repartida de forma correcta. La única acción debe ser armarnos con educación y cuestionar directamente el sistema económico y el poder del Estado sobre nuestra sociedad. Hasta que no se cuestione las bases que “forman” nuestro sistema, no vamos a ver una mejoría en la calle.

Si quieren menos violencia, grítele al Estado, al gobierno, y a su sistema de empresas, de comercio y competencia, que son quienes realmente promueven la violencia.  Es hora de dejar de disparar entre nosotros y nosotras mismas, nosotros y nosotras, los de abajo.  Es hora de disparar hacia arriba, hacia los ricos y ricas.  Es hora de cuestionar la “autoridad”.

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